Viaje a la Luna y el Sol. DERIVA.

 

LA DERIVA EN HORCÓN.


Tuvimos la bella oportunidad como curso de viajar a Horcón y tener un lindo día con diferentes encuentros. Nos juntamos temprano en la Upla, nos subimos a la nave y comenzamos la deriva. A cada unx se nos entregó una lectura sobre la Deriva, que, personalmente, me inspiro bastante en como manejar el viaje y de qué manera iba a entender mis pasos en el lugar. 

 Al llegar a Horcón hicimos la caminata hacia la Iglesia de Horcone, en donde el profesor inicio un simbólico ritual de la mirada, en donde en su ceremonia nos invitó a limpiar nuestra mirada con agua y así poder conectar con lo visto, el arte y formar nuevas visiones. Algunxs compañerxs se motivaron a realizarlo. 

Iglesia de Horcone.

Siguiendo el camino después del ritual, me pareció interesante un pasaje, ya que antes había visitado este lugar, pero nunca había pasado por ahí y al pasar me imaginé muchas maneras de grabarlo y ganas de crear algo en ese espacio. Obtuve una grabación que fue bien rápida, pero al verla es muy grato como se dispone todo evidenciando un momento costero, una realidad de sitio y de nosotrxs en la posición de sentir y conocer/reconocer el espacio:


Seguido a esta entrada, tuvimos nuestro primer acercamiento a la contemplación, algo más personal. Caminamos por parte de la feria artesanal (que en ese momento, lxs artesanxs no se instalaban con su arte) y pasamos al famoso Puente de los Deseos, que, verlo de nuevo o por primera vez, siempre evoca diferentes sentimientos y pensares: "Son tantos los deseos", "¿Qué nos lleva a pedir uno?", "¿Cuál son los deseos de lxs demás?". Y esta última fue muy interesante porque Sofi, un compañero, nos hizo esta pregunta y no es simple del todo, el pensar qué realmente es un deseo. 
 
v   

Grabar no es mi fuerte, pero lo hago de todas formas, todo el tiempo. Así como la fotografía, podemos captar lo que queramos de la forma en que aceptamos y empatizamos con el espacio, o también lo que no queremos ver. Horcón es mágico y encontramos sueños en un puente con ida al mar, donde estos se vuelven uno e infinitos en su grandeza. 


Luego de este momento nos movilizamos hacia la playa. Realmente fue un día ideal para disfrutar, el clima, el aire diferente de otro lugar, la forma en como compartimos. Creo que una parte fundamental de la deriva es cuando quedas en silencio y comienzas a entender en donde estas y con quienes, a disfrutar y entender de como se devuelve todo sin la necesidad de esperar algo a cambio o de generar un plan constante. Muchas veces hemos estado a la deriva y no lo pensamos de esa forma. 
  
     
                    


Llegando a la playa pudimos sentarnos en la arena y a base de una reflexión sobre el lugar y qué debíamos comenzar a hacer, abrimos nuestros cuadernos y mentes para plasmar el lugar, donde podíamos abarcar mucho. Técnicas como acuarela y tinta china fueron utilizadas. No saqué fotos de este proceso, pero no hay nada más gratificante que salir lejos de hogar y poder pintar/ retratar lo que vemos. 
Un buen momento fuera de la pintura, fue la ida al baño, donde conocimos a una pareja de artesanos, que vivían a la orilla de la playa y que dejaban usar un baño por $500. Esperando, pudimos conversar con ellos y nos contaban como toda su casa e incluso el baño (que estaba apartado), estaban hechos por materiales reciclados y como le daban nueva vida a lo que se encontraban tirado en la basura. La creatividad de esta pareja y su amable forma de expresarse fue una experiencia llenadora de la deriva, porque personalmente, creo que siempre es bueno comunicarse con quienes viven en la zona, quienes crean y quienes entienden de otra manera el lugar donde no solo están de pasada. 


Nuestro momento final fue muy significativo, caminamos unos cuantos minutos más y nos brindaron una actividad muy sensible. Pudimos meditar, conectar con los sonidos y olores del lugar; con su clima; nosotrxs mismxs. 
Ritual de la Luna y Sol, conectamos todxs mediante un hilo rojo, en base a la creencia del Hilo Rojo del Destino o lo que implica también, almas gemelas. El profesor se encargó de entregarnos a cada unx un Sol (globo amarillo) y un Luna (cordel blanco, que se sacaba directo de un ovillo), los cuáles debimos unirlos (amarrar el globo con el cordel) y por último sujetarlo en un enorme tronco caído en la arena. 
Fue una experiencia totalmente simbólica e inesperada, donde pudimos despojarnos, donde pudimos atrevernos a expresar más y sentir. 







Estoy muy agradecida de este hermoso día que se nos permitió tener en este primer año de Artes, no hay mejor experiencia para el artista que tener movimiento y libertad para decidir, sentir y crear. Espero que para todxs haya quedado en su mentes la palabra Deriva y las posibilidades que ella trae. 














Lourdes Castro.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Proyecto de instalación con metodología Munari.

Quilpueina